martes, 4 de diciembre de 2012

Déjame que te cuente un cuento. 2

LA NOTA

Había una vez una pequeña nota musical. Estaba sóla, escrita en un papel que había sido arrancado de un cuaderno, arrugado y tirado en una papelera.


Esta nota se sentía muy triste y deseaba llorar, pero no sabía cómo hacerlo, pues no sabía ni su nombre, ni cómo debía sonar. Ni  siquiera le aconpañaba una clave.
Y así transcurría su vida. 
Un buen día, cansada de su soledad, se dijo que ese no era  destino para alguien como ella. No había sido creada para nada. Y armándose de valor salío, como pudo, de aquella papelera y se aventuró a la calle.



Allí vió el sol,  vió los árboles, escuchó el canto de los pajaros...y pensó: -Qué mundo más maravilloso. Me alegro de haber tenido la fuerza y la valentía para salir a verlo.-
Y viajó por todo el mundo.



Pasó el tiempo y de nuevo empezó a sentir  la soledad. Aquello era demasiado bello para no compartirlo con nadie. Así fue como se embarcó en una nueva cruzada: encontrar a más notas que puediesen estar como ella. Y puso un anuncio.




 Y acudieron otras que, como ella, habían sido abandonadas en una papelera.  Pero cuando la vieron, todas se burlaron de ella:- Bah, una nota sin nombre y sin sonido, ¿quién la querría como amiga? -.




En ese momento se sintió más sóla y más triste que nunca.
Ya no le quedaban fuerzas para seguir, y decidió abandonarse para siempre.
Vagó, abatida, por calles hasta que llegó a un parque. Allí le pareció oír, tararear, una melodía conocida.
No podía ser. Sería su imaginación que le jugaba una mala pasada. 

Al ir avanzando, cada vez se oía más y más fuerte. Se estaba acercando.
De pronto se vió a los pies de un hombre que canturreaba, meciendo el cochecito de un bebé... y ahí se dejó caer.




Aquel hombre vio como el viento depositaba un trozo de papel a sus pies.
Se agachó, lo recogió y de sus ojos brotaron lágrimas.... Su pasado vino a él.

-Aquel día mi esposa se puso de parto, y no pareciá ir bien. No recuerdo muy bien qué hice después....-

Y sacó un lápiz de su bolsillo y escribió algo en él.

En ese momento, la pequeña y triste nota, dejó de estar sola. Ahora la acompañaban otras. Ahora tenía un nombre y un sonido y formó parte de la más bella canción de cuna que jamás ha existido.


FIN


Texto original de Regina Palomares

2 comentarios:

  1. Gracias por dejar vuestro comentario. Pero me encantaría, aunque no tengáis cuenta de google, me pusieras vuestro nombre.
    Gracias

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